domingo, 17 de septiembre de 2017

El castillo de Cehegín, en sus orígenes




El castillo musulmán hispánico típico, el llamado hisn, siempre se ubicaba en una zona rocosa y elevada, de difícil acceso y normalmente el lienzo de muralla se adaptaba al espacio existente en el roquedal, donde se formaba una torre muy alta, siendo las demás de la misma altura que el lienzo. Junto al castillo de Cehegín, que apareció como una guarnición militar, desde muy tempranamente se fue formando un arrabal, quizá compuesto por comerciantes y sus familias, dado que cuando se instala un campamento militar siempre los primeros que acuden son éstos, por ser un espacio muy favorable para sus actividades. También, entonces, los naturales que se convertían al Islam fueron configurando una nueva estructura urbana en torno al castillo. La diferencia entre la fortaleza musulmana y la cristiana es que, la primera tiene además de la función militar y de defensa, la de protección del vecindario de los alrededores del castillo, de modo que, cuando se cernía un peligro, la población se guarnecía dentro de la misma fortaleza, lo que no ocurre en el castillo cristiano, con función de defensa y también de residencia del señor, pero que no acogía a la población en caso de amenaza, teniendo más bien un efecto de intimidación y dominio sobre la propia población local, en el sentido feudal de la palabra. Por eso, en época musulmana, la fortaleza no  suponía una drástica separación entre el pueblo y los gobernantes y administradores. La fortaleza de Cehegín que nosotros conocemos es puramente cristiana, ya muy reformada desde el siglo XIV y sobre todo en el XV, con sus seis torres, llamadas del Homenaje, la torre del Mirador, la torre Mocha, la torre del Alhorí, la torrecilla de la Cocina y la torre de la Esquina.
El castillo estaba acondicionado con variadas dependencias que aseguraran el sustento y bienestar de sus ocupantes tanto en época de paz como de guerra. Había bodega, horno, aljibe, molino, cocina, e incluso el pósito-alhorí, donde se almacenaban los granos, se encontraba en una de las torres  conocida, como hemos dicho, por el mismo nombre.

Fue necesario en tanto y cuanto corrían los tiempos en que las fortalezas de este tipo tenían sentido, pero, una vez pasada la guerra de Granada y entrados en el siglo XVI, su función decayó considerablemente y sólo quedó para beneficio de la figura del alcaide de la fortaleza, con el honor y la rentas que suponía tal distinción. Con la construcción de la Casa Tercia se acabó definitivamente la última función que quedaba a la vieja fortaleza de Cehegín, la de la administración de las rentas de la Encomienda. A partir del siglo XVI el castillo se fue quedando atrapado entre las casas, al igual que la muralla de la villa, y aun así permaneció hasta el siglo XX, en que, en el año 1957, fue derribado para ensanchar la plaza.

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