lunes, 28 de febrero de 2011

El edificio del nuevo Archivo Histórico Municipal



 Como todos sabéis, ayer domingo, 27 de febrero de 2011, se inauguraron las instalaciones ubicadas en el edificio de la calle Mayor, nº 2, encargadas de albergar el riquísimo Archivo Histórico Municipal. Este edificio ha tenido una historia larga, dilatada y polifacética, si me permitís que utilice este término para una construcción que ha tenido muchas funciones a lo largo de su historia.
Sabemos que el edificio ya constaba registrado en el Registro de Hipotecas a principios del siglo XIX y es muy probable que el original provenga del siglo XVIII. Fue propiedad y residencia de d. Fidel González Olivares y Bugeya, que fuese alcalde de Cehegín entre el 28 de marzo de 1927 y el 26 de febrero de 1930. Antes había sido de d. Ubaldo López-Chicheri Ruiz y de su hemana Purificación, hijos de d. Francisco López Chicheri. Despues pasó a ser propiedad de  la familia González Hita.En los años 40 la casa fue arrendada al Ayuntamiento por sus propietarios.Desde ese momento, por él pasaron tabernas y carnicerías (en las habitaciones inferiores lindantes con la calle Mayor y en régimen de subarriendo), acogió parte de las oficinas municipales y también el Archivo, una emisora de radio y ya en los años 70 y principios de los 80 el colegio Virgen de las Maravillas de san Vicente de Paul daba clases a alumnos de la  antigua Educación General Básica. En el año 1994, el Ayuntamiento de Cehegín lo adquirió por compra pasando a formar parte del Patrimonio Municipal.
Ahora, con la rehabilitación y adecuación realizada, ha pasado a acoger un rico patrimonio documental que comienza en el año 1508.

Topónimos cehegineros. El Cabezo de san Agustín.




El cabezo de San Agustín ha sido lugar, desde tiempo inmemorial, de una importante influencia en Cehegín en todos los aspectos, desde el religioso-cultural hasta el industrial, económico y medioambiental, ya que, desde época ibérica hasta nuestros días, ha sido un lugar de especial predilección.
Se trata de un bien de carácter patrimonial, cuya gestión corresponde al Excmo Ayuntamiento de Cehegín, todo ello basado en una Real Cédula del rey Felipe IV,  del año 1646.
Históricamente ha tenido, a nivel local, una cierta importancia como lugar religioso y espiritual. A su ladera se encontraba un santuario ibérico, que fue destrozado con la construcción del polígono industrial. En el siglo XV o XVI se construyó en el cabezo una ermita, ya desaparecida, dedicada a San Agustín, santo que en la Edad Moderna fue de gran devoción en Cehegín y de donde viene, lógicamente el nombre del cabezo y alrededores inmediatos.
En su base se encuentra el paraje denominado “El Muladar” topónimo que viene dado porque allí, desde la antigüedad, se arrojaban las bestias y animales muertos, lo que propiciaba que se juntaran gran cantidad de buitres en la zona, situación que ha sido conocida hasta bien entrado el siglo XX.
 A principios de los años 80 se comenzó a construir un polígono industrial en la base del cabezo, denominado Polígono de San Agustín, enclavado como conjunto con el del Muladar. En este mismo lugar estaba la antigua pista de motocross, que luego fue trasladada al circuito de la Carrasquilla en el año 1986.
El cabezo de san Agustín ha sido utilizado tradicionalmente para el pastoreo, la recolección del esparto y también la caza. La zona de las yeseras, lindante con el cabezo, dio canteras de yeso, como su nombre bien indica.
En el año 1983, se realizó un convenio entre el I.C.O.N.A. y el Excmo Ayuntamiento de Cehegín para convertir el paraje en un parque natural, que desembocó en la realización de un proyecto del mismo y la plantación de árboles y la adecuación de los accesos, caminos, arreglo y embellecimiento del conjunto. En el año 1986 se creó un observatorio forestal y en el 1991 se realizó la obra del observatorio astronómico.
En la fotografía se observa el cabezo de san Agustín en el centro de la imagen, detrás del pueblo.

domingo, 27 de febrero de 2011

En la Zaragoza musulmana existía un barrio llamado Sinhaya

En la Zaragoza musulmana existía un barrio popular de comerciantes llamado Sinhaya y al que se accedía a través de la puerta Cenegía o Cinegía, los mismos topónimos, este último ya castellanizado, que darían en nuestra zona el nombre de Cehegín. Posiblemente, ambos fueron nombrados así por asentarse en ellos, en su origen, elementos de la tribu bereber de los Sinnayiyin.

sábado, 26 de febrero de 2011

Se abren al público las dependencias del nuevo Archivo Histórico Municipal.


Mañana domingo día 27 de febrero de 2011, se abrirán al público las dependencias del nuevo Archivo Histórico Municipal, para que los visitantes puedan pasear y conocerlas,  dentro de las actividades programadas para este día, junto al mercadillo "el mesoncico" y la inauguración de la Plaza de las Eras Viejas y el callejón de la Cárcel, todo ello en torno a la Plaza del Castillo y el museo arqueológico municipal. Será a partir de las 12 de la mañana.

¿Sabías que...?


Entre los años 1561 y 1600, en Cehegin se bautizó a 20 esclavos adultos y a 26 hijos de esclavos de amos cehegineros. Entre ellos había moriscos, negros y bereberes. En general, en la Corona Hispánica la esclavitud estaba bien aceptada, estando prohibido esclavizar cristianos. Los hijos de esclavos nacían tambien esclavos. En la Península Iberica y en las zonas urbanas, normalmente, el tener algún esclavo era  una forma de ostentación social, que indicaba que su propietario tenía posibles para comprarlo y mantenerlo.

viernes, 25 de febrero de 2011

La Pintura de la Semana. Alfred Gillou.

Los mariscadores, de Alfred Guillou ( 1844-1926). Pintura naturalista muy influenciada por el academicismo.

Una mañana hermosa del mes de mayo. Recreando un paseo por el Cehegín del año 1760.




Es una mañana hermosa del mes de mayo. Estoy en la puerta de la ermitica de los caños del Partidor, en espera de d. Pedro Molina, hoy mi acompañante por las calles de este pueblo. Anoche, mientras gozábamos del fresco en la Plaza Vieja, hablando de otros tiempos, y de otros años, y de otras vidas, me dijo que sobre esta hora podría liberarse de alguna de sus ocupaciones y pasearía conmigo por algunos rincones de la villa. Han pasado ya más de treinta años, casi cuarenta, quien lo diría, en verdad ¡como pasa el tiempo! desde que llegó la Virgen de las Maravillas para ser presentada al pueblo a unos pasos de este lugar. Las mujeres bajan con sus cántaros a llenarlos de agua y hay una rutina de hombres, unos más amigos que otros, que van llegando con las bestias al abrevadero. No tengo que esperar mucho, mi buen amigo aparece a la hora concertada, y tras un amable saludo iniciamos nuestro paseo. Nos encontramos, nada mas comenzar, con d. Diego José de Góngora Espín, el propietario de la ermitica y, tras un saludo, nos comenta que tiene intención de transformar este pequeño recinto en una ermita grande y hermosa, dedicada a la advocación del Santo Patriarca el Señor San José, donde se pueda dar misa todos los días de precepto, pero, por ahora, sólo es una idea. Tras un breve intercambio de opiniones nos despedimos para continuar alegrando nuestros pasos a cada momento. A un lado nos queda el carril o camino que va al Cantón de la Noria, allá donde acaba o comienza, según se mire, la calle del Matadero, que baja desde el cabezo de Gorra, pero…creo que tal vez pasemos por allí si decidimos acabar en el punto de partida, y si así lo estiman oportuno nuestras ganas. Caminamos sin prisa, pausadamente, como la vida misma en este tiempo, en dirección a la Tercia.  Antes de tomar el camino del antiguo Vía Crucis, topamos con Sebastián Martínez, costalero y guitero, y nos acercamos con él allí donde tiene instalada una carrera de la rueda y guita, en el lugar del juego de los bolos de San Blas con no se cuantas varas, creo que más de sesenta, según se me antoja. Un lugar de diversión que ya quedó, hace años, abandonado para tal fin, aunque todavía viven algunos de aquellos que el día del Señor San Blas y, también algunos otros, se juntaban a jugar y entretenerse. Dice Sebastián que su abuelo fue uno de los buenos en esto, aún estando ya entrado en bastantes años. Al lado tiene su casa y, en la puerta, su mujer, delicadamente, quita los piojos de la hija pequeña con un peine, dando pasadas y pasadas por su negro cabello, como si el tiempo no corriese, al fresco de la mañana, mirando fijamente el horizonte de su miseria. Hablamos durante un momento con Sebastián, de su vida y negocio, pero queremos seguir con tan placentero recorrido y, tras despedirnos, continuamos el camino, alargando el tiempo y casi acortando las palabras. Nos cruzamos en plena calle con d. Santos de Cuenca y Fernández Piñero, hacendado y hombre alegre, el cual, tras un cortés saludo, prosigue, con altanería, su camino. Y volviendo en un instante junto a la Sangre de Cristo, llegamos al barrio de la Vía Crucis, o, mejor dicho, del antiguo Vía Crucis, pues ya hace años que se dejó de meditar en sus estaciones. Comienza frente al postigo de dicha ermita, en la senda de la Tría Vieja, o camino de los pasos y se extiende hasta el horno de d. Santos y por aquella zona da la vuelta para subir hacia la Concepción, hoy parte de nuestro itinerario.
En estos tiempos todo va cambiando, y mucho perdiéndose. Hasta los nombres se pierden de la memoria de la gente. Verdaderamente que nuestro caminar recuerda la ascensión de Jesús al Calvario, a través de empedrados rotos por el tiempo y polvo removido por las bestias. Conforme avanzamos en el camino nos damos cuenta como, últimamente, algunos de la villa, sin duda por haber olvidado ya lo que aquí había, ¡que pronto pasan algunas cosas de la memoria! comienzan a llamar a una de estas calles de la Vera Cruz, se entiende que al mudar en el hablar cotidiano los términos, de forma y manera que el Camino de la Cruz ha pasado a ser la Cruz misma, pero ello ya no tiene mayor importancia.
Un grupo de niños pequeños, muy chiquitos aún para trabajar, juegan con sus bolitas de barro cocido, ¡que poco tiempo les queda de niñez! en un suspiro pasarán de niños a hombres, sin apenas darse cuenta de ello. Mientras, nos cruzamos con la viuda de Pedro Durán que lleva, junto a otra muchacha joven y graciosa, que, según parece, sirve en la casa de d. Antonio de Béjar, un gran canastón de ropa para lavar, en la acequia supongo. Allí, de seguro, se congregarán muchas mujeres, jóvenes y viejas, como también sucede en el río, departiendo, entre la faena, sobre las cosas cotidianas y sencillas del pueblo, pero que son las mas interesantes y, también, de vez en cuando, alguna de ellas dará gracias de que ya hubieran pasado los rigores del invierno.
Hacemos el Vía Crucis, ya han desaparecido todas las estaciones, pero aún permanece el regusto de su antigua presencia en el camino. Y nos dirigimos hacia la ermita de la Concepción. Dejamos atrás el horno del nombrado d. Santos de Cuenca y llegamos, de nuevo, al susodicho camino de los pasos, el cual, poco a poco, cercando la cumbre, nos lleva hasta la plazoleta. Una vez en la cima la vista es hermosa como esas mañanas en que la criada de dª Ana Ciller Oliva, aquella morena que mas bien parece señora que no sirviente, sale con su ama a la Calle Grande. Desde aquí se contemplan, mas arriba del Partidor, ya en plena ladera, las Olivericas de Juan de Guijarro, los descubiertos de d. Santos de Cuenca y las casas que, poco a poco, van poblando el cabezo de la ermita de la Concepción en toda la falda de levante. Y mucho más, tanto… hasta el horizonte.
Estando sumidos en plena conversación aparece d. Pascasio Chico de Guzmán. D. Pascasio es hombre grave, como suelen ser los hombres de iglesia de su condición. El otro día comentaba dª Isabel Antonia de Béjar Carreño, viuda del ilustre d. Alonso Nuñez de Úbeda, en vida Regidor Perpetuo de la villa, que tiene intención de hacer una casa junto a la de éste presbítero, en un solar ubicado a unos pasos de aquí. Mirando todo el panorama que contemplamos desde las alturas, nos preguntamos como será Cehegín dentro de doscientos años, pero eso solo Dios lo sabe.
Proseguimos en nuestro paseo bajando hasta la calle Grande. Subimos por ella hasta la Plaza Mayor. Los pretiles de las carnicerías en verdad que llaman la atención, la viuda de Diego de Moya pasa y mira de reojo el carnero despedazado y el prolífico cochino, pero ni ella ni su familia podrán comer hoy, ni mañana, ni se sabe cuando, un poco de buena carne. Sus hijos, huérfanos de padre, llevan marcado en su languidez el sino de los miserables. Hay mucha vida en esta plaza, a pesar de sus estrecheces. Nos encontramos con Simón Navarro, maestro carpintero, tal vez el mas fino artesano de su oficio en bastantes años en Cehegín, el cual, con semblante apesadumbrado, se disculpa ante d. Pedro por no haber podido entregarle aún cierto encargo que tenía encomendado por su parte, pero que, sin duda, en un par de días lo recibirá en su casa. De seguro será un buen trabajo.
Junto a la casa de d. Juan Fernando Álvarez Fajardo, gran hombre y preboste ceheginero, bajamos, pausadamente, hasta llegar al Postigo de los Asnos, lugar que, a decir de los viejos, siempre compartió este nombre con el del Arbollón, no sin antes pasar junto la botica de Andrés Sánchez, cerca de la puerta que la gente llama de la villa. El barrio del Arbollón está separado por la muralla de aquel otro que llaman del Marmallejo. A través de calles enrevesadas y estrechas, pero donde la vida mana de las piedras mismas, proseguimos a medio camino entre el placer y la filosofía, entre la mucha hambre de algunos y la menos escasez de otros. Hallamos en plena conversación a Agustín el pepino, Diego el tacahueso, Antonio el pansío, y Lucas el feo. Hablan sobre la trifulca que la otra noche hubo en el mesón de Joaquín, al parecer por cosa de dados.  Seguimos bajando hasta llegar al Cubo para, nuevamente, ascender a la ermita de la Soledad. Desde allí tomamos el camino que conduce al Cantón de la Noria, pero, a mitad de trayecto, volvemos a tomar altura para, pasando junto a los olmicos, llegar hasta el Cabezo de Gorra, junto al parador. Desde lo abigarrado del Cabezo miramos hacia el matadero y hacia las casas del Parador, y echando matadero abajo llegamos al susodicho Cantón de la Noria, lugar de cruce de caminos. Nada más llegar tropezamos con Juan Carreño, el yerno de la sargenta, que viene con un asno pardo del camino de Caravaca y, con un “buenos días tengan d. Pedro y compañía”, toma, con mucho sosiego, al ritmo de los pasos del animal, dirección hacia la Tercia. Su suegra, según se dice, es de aquellas que dan fama al gremio.
Y tornamos al punto de donde partimos que no fue otro que la ermitica de d. Diego José de Góngora Espín, al lado de los caños del Partidor.
Me comenta mi compañero de paseo, d. Pedro Molina, que ya hace casi  cuarenta años que la Virgen de las Maravillas llegó a este lugar, pero sería hermoso, o tal vez no, conocer los avatares que verá la imagen con el paso del tiempo, año tras año, siglo tras siglo. Que será de nosotros, y que habrá de ser de nuestra sangre. Y volvemos a repetir, mirando hacia el llano del Convento, ¡solo Dios lo sabe! 

Este artículo fue publicado en la revista de fiestas patronales de Cehegin del año 2006. Francisco Jesús Hidalgo García. Autor foto y texto.

jueves, 24 de febrero de 2011

Personajes cehegineros. D. Amancio Ruiz de Assin y Sahajosa y su alcaldía en Cehegín.









Don Amancio era hijo de d. Pascual Ruiz de Assín y de doña Lorenza Sahajosa y Robles Miñano. Casó con doña María Josefa Álvarez Castellanos y López, hermana de don Alfonso Álvarez Castellanos y López

Don Amancio Ruiz de Assín y Sahajosa, caballero ceheginero, abogado de los Tribunales Nacionales, adinerado y propietario, cuando el día 30 de julio del año 1854 fue nombrado Alcalde Constitucional de Cehegín no imaginaba la  tragedia que se aparejaba para el año siguiente de 1855, la epidemia de cólera-morbo asiático. En realidad los comienzos del mandato de don Amancio fueron tranquilos, y las Actas Capitulares, dentro de la normalidad reflejan perfectamente la vida social y económica de la villa, los impuestos, solicitudes variadas de vecinos y forasteros, autorizaciones, licencias y todo el elenco de información que se puede sustraer de dicha documentación.

En el tema del deslinde con el término municipal de Caravaca surge el problema de entendimiento entre la zona del Collado del Panizo y la casa del marqués de Ondoño, donde la chimenea de la vivienda hace mojón. La cuestión del término territorial en la línea divisoria entre Cehegín y Caravaca en el tramo que discurre entre el Palo Verde (    detrás de las casas del actual empalme de Calasparra) y el Collado del Panizo nunca quedó cerrada, de hecho en el año 1897 se realizará otro deslinde y, aún hoy en día prosigue la disputa.
Este año de 1854 se eligen como mayordomos para la función de Nuestra Señora de la Maravillas del año próximo de 1855 a d. Joaquín y d. Alfonso Melgares Ambel, d. Antonio José Ciller Adán, d. Francisco de Paula Pérez Zaragoza, d. José Sánchez Lorencio, d. Donato Lorencio, y d. Alfonso Pérez Vera. Curiosamente ese año no se podrán celebrar los festejos en honor de la Virgen de las Maravillas debido a la epidemia, aunque en ese momento nadie lo sabía.
Volviendo a la época de d. Amancio Ruiz de Assin y Sahajosa decir que, a partir de la primavera del año 1855, la preocupación va en aumento, hasta que en el mes de julio de dicho año, se declara la epidemia de cólera en Caravaca. En Cehegín hay 150 muertos en poco más de un mes, centenares de enfermos, la economía local arruinada. Se decide trasladar a los habitantes de las zonas más pobres del casco urbano, del Puntarrón y otras, al llamado Coto Real, en la sierra de Burete, donde se  crea un campamento que albergará a varios cientos de personas de todas las edades. La epidemia se declara acabada hacia el día 16 de septiembre y tiene su punto álgido de infecciones en el mes de agosto.
El resto del mandato de don Amancio Ruiz Sahajosa viene marcado, lógicamente, por la lenta recuperación, en todos los aspectos, de la villa una vez acabada la epidemia. Todas las facetas de la vida económica, social, política, todas se vieron afectadas de una u otra manera. No había fondos, la producción agraria y ganadera estaba hundida por el abandono de los campos en esos meses, el tráfico de mercancías tardó tiempo en recuperarse, se perdió capacidad de mano de obra jornalera por la muerte de muchos jóvenes. Durante los dos últimos meses de mandato ejerce como Alcalde Accidental el Alcalde Segundo y que ejercerá la alcaldía los casi nueve años siguientes, d. José Montañés y Béjar.

El poema de la Semana. Fernando Gil Tudela.



 Fragmento de un soneto del poeta ceheginero Fernando Gil Tudela, cantando a Cehegín.


Cehegín es un poema trascendente
encumbrado en su propia fantasía
encendido de sol durante el día,
de noche monumento incandescente;

 Tiene aromas de espiga en la ventana
y de frutos maduros de La Vega,
y el aire sano que del monte llega
le nutre su pulmón cada mañana.

  Es una generosa cordillera
cuajada en una eterna primavera,
con la luna, ,secretos tiene amores.

Un misterio de casas apiñadas
en arenas del Argos enraizadas,
donde nutre las savias de sus flores.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cehegin, sin palabras.


Jornada de puertas abiertas en el Archivo Histórico Municipal

El próximo domingo día 27 de febrero de 2011, coincidiendo con la inauguración de la plaza de las Eras Viejas y el callejón de la Cárcel, y tambien la celebración del mercadillo, el Archivo Histórico Municipal realizará una jornada de puertas abiertas en la que los visitantes podrán pasear y conocer el nuevo Archivo. Está ubicado en el edificio anejo al Museo Arqueológico, en calle Mayor nº 2.

Noticia sobre el bandolerismo en Cehegin.



Las consecuencias de la guerra de la Independencia en esta zona fueron realmente graves en todos  los aspectos. Cehegín, ya de por sí, muy empobrecido antes de la guerra, quedó arruinado totalmente con el paso de las tropas francesas del mariscal Soult, en el año 1812, que saquearon durante una semana la villa en su huida desde Andalucía hacia el norte , no sólo robando sino destruyendo todos los medios de producción (campos de cultivo incluidos) que encontraban para evitar el abastecimiento de las tropas nacionales.El hundimiento económico fue causa directa de un aumento desmedido del bandolerismo, de tal manera que nuestro pueblo, al igual que gran parte de la Península Ibérica, no se libró de él. Hasta tal extremo llegaron los niveles de violencia, con robos y saqueos que ya en el año 1813, el Ayuntamiento Constitucional de la Villa de Cehegín se ve obligado a pedir al Supremo Consejo de la Nación ayuda para combatir lo que se había convertido en un problema de primer orden. Se conserva en el Archivo Municipal de Cehegín un documento que así lo atestigua y del que presentamos un fragmento:

“… Todos sus habitantes se esforzaban y confiaban en sus ingeniosos afanes recobrarse de sus pasadas pérdidas. Pero ¡ah señor! Cuantos se engañaron en sus esperanzas, rémoras de otra especie detienen sus pasos, beneficios para su propio bien y para el bien general. Enemigos de otra clase y tal vez más ominosos los vuelven a su antigua apatía y acaban ya su próxima ruina. Desertores escapados de los ejércitos, no se sabe por qué causa, ociosos, que en el desorden anterior hallaron un premio a su perniciosa holganza, malvados de todas calidades se han unido en numerosas cuadrillas y como saben el arte de combatir van provistos de toda suerte de armas y capitaneados tal vez de quien tiene alguna idea del arte de dirigir a una pelea. Se burlan de los débiles esfuerzos de las Justicias y de los pacíficos pueblos. Usan maravillosamente de la habilidad de combatir, retirarse, sitiar un cortijo, una altura y aún una aldea, y burlando las partidas que los han perseguido, no pocas veces los han cercado y destruido…”

Frases Célebres


"Para hacer una tarta de manzana desde el principio, primero tienes que inventar el Universo."

Carl Sagan. Astrónomo y divulgador científico.

martes, 22 de febrero de 2011

Topónimos cehegineros. Royo Hurtado.



A medio camino entre la Copa de Bullas y el Chaparral, en término municipal de Cehegín se encuentra la cortijada denominada Royo Hurtado. Embutido en terreno de areniscas del Bundsanstein, triásico inferior, con una antigüedad relativa de 245 millones de años que lo conforman con un característico aspecto montuoso y abigarrado, áspero y seco y, donde, sin embargo, la agricultura ha tenido siempre un papel preponderante.  Lindante con el término municipal de Bullas, es una población que siempre estuvo integrada en el Partido Rural del Chaparral.
El arroyo, que nace en el término de Bullas, y pasando serpenteante y hermoso junto a la cortijada, siempre le ha infundido vida y ha dado nombre a este paraje, para que su curso acabe por desembocar en el río Quípar.
Haciendo un poco de historia, podemos decir que en el año 1900, el Royo Hurtado tenía 88 habitantes, repartidos en 17 familias. Entre los cabezas de familia  había un propietario de tierras, dos colonos, once braceros, dos viudas y un pastor. Las 17 consortes de estos cabezas de familia se dedicaban, como era habitual en aquella época y hasta no hace tantos años, a lo que se venía en llamar “las ocupaciones propias de su sexo”. El resto eran niños jóvenes y pequeños. Ninguno sabía leer ni escribir.  En conjunto, todo el partido del Chaparral, Royo Hurtado incluido tenía 275 habitantes, por lo cual, la población que tenía el Royo en esta época y hasta entrada la segunda mitad del siglo XX hacía de esta cortijada, como lo es ahora, la segunda más grande de todo el partido.
Como solía ocurrir en todas los partidos rurales del término municipal, la población era relativamente elevada en comparación con la población actual. Hoy en día, el Royo tiene un vecindario que ronda los 45 habitantes. En los últimos años, las pedanías, en general, están recuperando población y han mantenido un crecimiento constante, desde que, a partir de los años 50-60, la emigración asestara un duro golpe a estas pequeñas entidades poblacionales rurales.
En el propio vecindario de la cortijada era evidente la fuerte influencia que tuvo Bullas al estar mucho más próxima que Cehegín. Así, la gran mayoría de los habitantes del Royo en 1900 eran naturales de Bullas, aunque en esta época, al tratarse casi en su gran mayoría de braceros, era normal que tuviesen una vida un tanto itinerante, en el sentido de que con los años, se iban desplazando, siempre en función de donde conseguían trabajo, por lo que algunas familias tenían casa propia aquí, pero otras vivían en régimen de alquiler. 
En cuanto al nombre el topónimo era en su origen Royo de Hurtado, haciendo referencia tanto al arroyo como a la población, como ya indicó Francisco Javier Gómez Ortín dando a entender que se trataba de un hidrónimo. En cuanto a la segunda parte, o sea, Hurtado, no parece haber duda de que se trata de un apellido, aunque, en la actualidad no conozcamos la identidad de la persona que le dio el apelativo. Hay muchos ejemplos en el término municipal de este tipo, quizás el más conocido sea el Campillo de los Jiménez, aunque podríamos nombrar muchos como la Fuente de Juan González, la fuente de Farín, la casa de Alarcón, la hoya de don Gil, y podríamos aportar una lista que se haría casi interminable. El tal Hurtado pudo ser algún labrador rico, como se les conocía en el siglo XVI a aquellos labradores, del estado llano, pero que habían conseguido una buena hacienda, también conocidos como caballeros cuantiosos, o quizás un noble (el apellido Hurtado lo han llevado grandes familias nobiliarias castellanas también, recordemos a los Hurtado de Mendoza, por poner un ejemplo.) Desde luego, nunca fue ni ha sido un apellido común en Cehegín y sin embargo sí que ha quedado como imagen y apelativo de uno de esos lugares hermosos y significativos de la geografía ceheginera.

lunes, 21 de febrero de 2011

La Historia de Cehegin, en papeles.


Acta del año 1559 correspondiente al proceso seguido contra Hernando de Collados, tras una demanda interpuesta por Gonzalo Corbalán por blasfemia. En el siglo XVI la cuestión del tema de la limpieza de sangre se llevó hasta extremos inimaginables en las cuestiones  de la vida cotidiana.
Según el testimonio de Gonzalo Corbalán: " Como el susodicho, por me ynjuriar a mi y a mis deudos, dixo que yo era un puto judío, vellaco y ladrón, y de linaje de confesos, de lo qual di ynformación bastante, y sin embargo que yo pedí y requery a su Merced lo tuviese preso y a recaudo con prysiones, pues era delito atroz..."
Evidentemente el enfado de Corbalán era mayúsculo pues no era una pelea ni una discusión cualquiera y la acusación en públicosobre la cuestión de su limpieza de sangre, y considerarle judío, en ese tiempo podía tener consecuencias inimaginables en la hacienda e incluso la vida . Era algo que iba más allá del honor personal. En la Edad Moderna, mucho más, en contra de lo que suele pensarse, que en la Edad Media, se llegó a un extremo de radicalización en materia moral y religiosa que llevó a muchos miles de personas a la tortura, la confiscación de  bienes, cárcel y también, a veces, la muerte, acusadas, falsamente o no, del delito de herética pravedad ( practicar a escondidas la religión judía u otras) . Por eso, Gonzalo Corbalán se esmeró, sin dilatar un momento, en denunciar por blasfemia a Collados. En la  la vida cotidiana de estos siglos este tipo de casos son innumerables, reflejo ilustrativo de la moral y el pensamiento en la sociedad castellana de la Edad Moderna.

¿Sabías que...?



En la segunda mitad del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX existió en Cehegín una logia masónica, llamada Nueva Begastri, que pertenecía a la Orden denominada GOE (Gran Oriente Español). Fue una época en que floreció la masonería en la Región de Murcia, fundamentalmente a partir del año 1868. Pueblos cercanos como Caravaca  con la Logia Luz del Cenit y Moratalla con la Logia Benamor, tambien contaron con sociedades masónicas.

Paisajes naturales de Cehegin


Algunas fotografías de paisajes naturales de Cehegín tomadas este fin de semana.. El marco natural de Cehegin, vayas por donde vayas, y camines por donde camines, es realmente hermoso, y, en algunos casos, espectacular. El pino que aparece en los dos primeras fotos tiene entre 200 y 300 años.

domingo, 20 de febrero de 2011

Las Eras Viejas o Antiguas


Hasta el siglo XVI, la zona trasera del Museo Arqueológico Municipal y del Palacio de los Fajardo, era conocida como las Eras, por haber estado allí ubicadas hasta el siglo XV las del mismo nombre dedicadas a la faena de los cereales y otros menesteres hasta que se convirtió en descubiertos, solares y alguna casa. Se hallaba fuera del recinto amurallado de la villa. Pasado el tiempo y con la urbanización del lugar, quedó con el nombre de barrio de las Eras Viejas o Antiguas, como todavía era conocido en el siglo XVIII, para posteriormente quedar olvidado, quizás, para evitar confusiones con las Eras Altas, calle que hoy en día se denomina Diego Chico de Guzmán y está en la zona de la bajada de la Concepción hacia la calle de la Fortuna.
Presentamos aquí unos fragmentos de documentos que hacen referencia a las Eras Viejas o Antiguas.


“Don Pedro Gregorio Álvarez Fajardo, vecino y Regidor Perpetuo de esta villa, poder habiente de don Francisco Oyos y Llamas, vecino de la de Abanilla, cuyo poder en caso necesario protesto presentar ante vuesa merced en la forma que más haya lugar. Digo que dicho Francisco posee en esta villa por cabeza de doña Josefa Fajardo, su legítima mujer, unas casas de habitación en la calle Mayor de Arriba, de esta población, linde casas del Concejo, las de Antonio García Abellán y otros, los que tienen notables perjuicios por los solares que a la espalda tienen, lo que se hace preciso evitar, pues a no hacerlo así están próximas dichas casas a padecer una total ruina.

En la villa de Cehegín, a catorce de octubre de dicho año (1751) yo el escribano notifiqué dicho auto e hice saber el pedimento que lo motiva a don Pedro Rodríguez Fajardo, vecino de la ciudad de Murcia, y hallado por ahora en esta dicha villa en su persona que entendido dijo que  por los motivos expuestos en dicho pedimento y el de no tenerle conveniencia alguna al dicho don Pedro además de otras causas que le asisten, cedía y cedió el solar que se menciona y el susodicho posee en el barrio de las Heras Viejas de esta población, linde el que consta de la diligencia.

En la villa de Cehegín a quince de diciembre de mil setecientos cincuenta y uno, en ejecución de lo mandado en el auto precedente y de instancia de don Francisco Llamas, residente por ahora en ella, su merced dicho Señor Alcalde pasó a el barrio de la Heras Viejas o Antiguas adonde estando tomó por la mano a el dicho Francisco y le entró en los solares y descubiertos que hay en dicho barrio y antes eran de don Pedro Rodríguez Fajardo y de don Sebastián Diego Rodríguez de Quirós, contenidos en las diligencias precedentes, linde dichos solares y descubiertos con la calle de dicho barrio, casas de Ana García, las del nominado don Francisco y otras.”

 

sábado, 19 de febrero de 2011

Unas fotografías familiares


 Estas fotografías, de mi archivo particular, tienen un encanto especial. La primera foto es de aproximadamente el año 1920. Tomada en Melilla, en estudio, pertenece a un familiar durante su estancia en el ejército. Nunca volvió de la Guerra de Africa.
La segunda fotografía, es de los años 40 del siglo XX. Cehegineros en un viaje.Mi abuela está en el grupo. Posiblemente, mucha gente reconozca a algunas de las personas que aparecen en dicha fotografía. Si quieren, puede ser bonito participar con comentarios en caso de conocer a alguien de la imagen.

viernes, 18 de febrero de 2011

Anotaciones sobre el Palacio de los Fajardo de Cehegín.



Se ha escrito en muchas ocasiones sobre el palacio de los Fajardo, edificio emblemático del patrimonio cultural de Cehegín. Pero sobre su historia quizás no se ha profundizado en exceso, o, al menos, no se ha hecho acorde a la importancia que sus constructores y propietarios tuvieron en el marco económico y político local. Ya hablábamos hace días en la sección de personajes cehegineros de d. Juan Fernando Álvarez Fajardo,  pero los orígenes de la casa se remontan más atrás, seguro hasta el XVII, ya que sabemos que, al menos, en la primera mitad del siglo XVI no existía el palacio. El escudo que encontramos en la fachada principal ya nos acerca  y retrotrae hasta mediados del diecisiete a los Fajardo Fuentes (la denominación de Fajardo Roca, que hemos visto en muchas publicaciones, para este escudo, es errónea). Es casi seguro que la fachada y, posiblemente, la casa fuesen construidas en tiempo de d. Juan Fajardo Fuentes, importante personaje local del siglo XVII, que fue hijo de D. Juan Fajardo Álvarez, el Capitán y de doña Ana Fajardo Fuentes. El escudo nos lleva a ellos. En este personaje se unen los apellidos Álvarez, Fajardo, Fuentes y Castellanos. Los descendientes de la rama  genealógica serán los herederos del palacio. Por ello ya os hablaba el otro día sobre la figura de d. Juan Fernando, que vivió en el siglo XVIII, prácticamente 100 años después. Los antecesores de estos Fajardo y de la otra línea importante, los Fajardo Molina, sabemos que tenían casas en esta zona en el siglo XVI. Lope de Chichilla, personaje poderoso y polémico, vivía en lo que parece ser la casa que existía antes del palacio. Esto era, por otro lado, muy común, ya que las familias, en este tiempo tendían a agruparse, fundamentalmente buscando la protección del grupo. Eran tiempos de rivalidades y conflicto con otras familias poderosas. Los Chinchilla Fajardo gobernaron prácticamente Cehegín durante la primera mitad del siglo XVI y ya lo sacaremos a relucir, que tiempo hay para ello, pero en su época, el palacio aún no existía. En fin, que no quiero liar demasiado el tema en este aspecto. La cuestión de los últimos Fajardo propietarios del palacio la veremos, que la cosa tiene interés a raudales.

jueves, 17 de febrero de 2011

El río Argos


Una bonita imagen de las hoyas del río Argos. Sin él, Cehegin nunca hubiera existido, al menos en el punto en que se encuentra.

Cehegin a través de una puerta




Esta es una foto que me gusta. Es, verdaderamente, Cehegín. El arco de la glorieta de la estación de autobuses, arco moderno, que acaso tiene tres años, pero al que se le colocaron esos sillares que componen el semicírculo, que son romanos, procedentes de la zona del Paraíso y lo convierten en una hermosa obra. Es un símbolo a nuestras raíces, al acueducto de Begastri, al agua… Parece una puerta que nos invitase a pasar al otro lado. En el otro lado, al igual que en el arco mismo hay pasado, presente y futuro. En primer plano, a la derecha, el edificio recién construido de la guardería infantil. En ella, como en las demás que hoy en día cuidan y forman a nuestros niños, comenzará el por-venir (escrito así a propósito) de nuestro pueblo. Al fondo la ermita de la Purísima Concepción, consagrada en 1555. La cuesta del Parador, arteria incombustible, ahí queda, casi eterna. Todo lo que la rodea es la vida forjada a lo largo de muchas generaciones de hombres y mujeres.

Cehegín. La calle de Santa María Magdalena


La actual calle de Santa María Magdalena suponía, en el siglo XV, el límite entre el primer recinto amurallado en la villa y la posterior expansión de Cehegin en el siglo XVI. Por ello, es frecuente encontrar documentación escrita y restos arqueológicos relacionados con la muralla que pasaba junto a esta calle y que hacía de separación entre la villa, propiamente dicha y lo que sería conocido en el siglo XVI como el “arrabal de las Eras” en recuerdo del lugar en que se hallaban hasta el siglo anterior. Se conserva actualmente un lienzo de muralla en esta zona, donde se conserva una torre conocida con el nombre de Torre de Hernando Díaz y también de Martín Peres, por ser estos propietarios, a finales del siglo XV de la casa colindante con dicha torre  .
Dice la Visitación de la Orden de Santiago del año 1498:

“ E asy fueron visitando fasta la torre de Martin Peres, a donde fallaron que estava la dicha torre syn petril e almenas, e por los visitadores pasados le fue mandado al dicho Martín Peres que la reparase, fallaron que non estava fecho. Fue mandado apreçiar a los dichos maestros e por ellos fue apreçiado en ochoçientos e çinquenta maravedíes.
Cabo la dicha torre avia concavidades e socavando el dicho cuerpo de la torre e por la visitaçión pasada fue mandado a Isabel Corbalán que lo reparase, lo qual fallaron que non estava fecho. Mandáronlo apreçiar a los dichos maestros e fue apreçiado en çiento en sesenta maravedíes.

Lo cierto es que, a partir del año 1492, la villa sufre un proceso de expansión ante la eliminación del peligro granadino. Durante el siglo XVI la importancia de las murallas de la villa va a ir decayendo, y sobretodo una vez transcurrida la sublevación morisca del año 1566, van quedando los muros adosados o embutidos dentro del conglomerado urbano, para ir poco a poco, o bien siendo destruidos o, por el contrario utilizándose en beneficio de las casas, como sucederá con la torre de Martín Pérez en la actual calle de Santa María Magdalena. Sin embargo la fortaleza sí que se conservará por el aspecto social, económico, ideológico y de poder que suponía para la Orden Militar de Santiago al menos hasta casi el siglo XVIII, aunque desde la creación de la Casa Tercia en el siglo XVII le restó un claro protagonismo económico. No obstante la pugnas por obtener la alcaidía del castillo aún en el siglo XVII denotan la importancia que todavía mantenía la fortaleza santiaguista.

La fotografía corresponde a la torre de Martín Pérez.

La Pintura de la Semana. Pieter Brueghel, el Viejo.


Un paisaje de invierno de Pieter Brueghel, el Viejo, del año 1565. Preciosa representación paisajística urbana.

Cehegín. Historia y fósiles



Fotografía del fósil de un erizo, que puede tener alrededor de 110.000.000 de años, se dice pronto. Realmente, en tiempos geológicos es muy poco tiempo, valga la redundancia, pero una vida humana es muy corta para medir en esos parámetros. Por eso nos parece una inmensidad. Cuando tomé esta fotografía realmente estaba pensando,  no en una simple reliquia del pasado, bonita pero quizá sin demasiado interés, más bien, en que el espacio que enmarca esta fotografía es como la página de un libro, en que cada uno de los elementos que aparecen son las letras. Un experto puede, literalmente, casi ver el mundo en que vivía este simple erizo analizando las características de la roca y la fauna fosilizada que ahí aparece. Podréis decir, ¡si sólo veo el erizo y poco más! Pues, aunque no la veáis, os sorprenderíais de la microfauna que hay en ese pequeño fragmento de terreno. Eso que veis, ahí, es el pasado de la tierra, que es  al fin y al cabo el nuestro. Lo que ahora son margas antes fueron fangos de suelo marino, en una época en que nuestros antepasados (en sentido literal, como animales con un cierto parecido a las musarañas) se escondían a la sombra de los reptiles en los bosques del cretácico. Nuestra historia  comenzó con el origen de la vida misma.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Cehegin. Visita a Alquipir.


El pasado sábado día 12 de febrero tuve la oportunidad de realizar una visita a las ruinas del castillo de Alquipir, en el cerro del Paraíso. Ya hacía bastante tiempo que no subía hasta los restos de la fortaleza y lo cierto es que es una excursión que, tanto en lo cultural como en lo físico, son de buen nivel. En una entrada que realicé hace unas semanas ya os hable del origen del topónimo y de como el Infante d. Alfonso, en el año 1243 lo dio en tenencia a d. Gombalt de Entenza y algunas cosas más, muy sintetizadas, sobre la historia de este paraje. Lo cierto es que se halla totalmente derruido, pero aún así es un placer subir a esta atalaya, desde donde se controlaba un vasto territorio y se vigilaba el camino del Paraíso, entrada estratégica que venía a poner al que la pasaba casi en las puertas de Cehegín. No sabemos si el castillo sólo fue abandonado o además fue derruído. Yo me inclino por esta segunda opinión. En el siglo XIV, la despoblación fue de tal calibre que era imposible mantener guarnición aquí, así que posiblemente lo derribaron para evitar que en alguna algarada granadina lo tomasen. El resto ha sido cosa del tiempo y de la dejadez.. Primero  fue fortaleza árabe y luego cristiana.